13 de agosto de 2014

Los "tuyos": una experiencia de organización de los trabajadores

Desde hace poco más de un año, el Movimiento Evita Comuna 09 organiza encuentros y reuniones de trabajadores de la zona de Mataderos, donde exponen y discuten sus problemáticas laborales. Este espacio se llama “La Patria son Los TUyOS”.

La iniciativa surgió de los militantes de la comuna, y se fortaleció con la inquietud de uno de estos compañeros, trabajador de un frigorífico del barrio, quien a lo largo de este proceso se convirtió en delegado en su fábrica, donde trabajan otros 150 obreros del chacinado.

“Calculamos que hay entre 4 y 5 mil trabajadores en Mataderos, con cierto nivel de organización, muchos de ellos en el sector de chacinados -explica Bruno Quagliariello, militante de la Comuna 09-. Nos propusimos, en primer lugar, acercarnos. Sacamos un boletín que repartimos de madrugada al horario de entrada de los frigoríficos, para generar un encuentro cara a cara. A partir de ahí, fuimos convocando a reuniones mensuales, peñas, asados”.

Posteriormente, se fueron sumando compañeros de otras actividades: trabajadores de motomensajería de la zona de Parque Avellaneda, personal de un laboratorio, compañeros docentes, trabajadores del Hospital Santojanni. “En este colectivo descubrimos realidades muy distintas”, asegura Bruno, aunque advierte una característica en común: “Notamos la dificultad de concebirse como trabajador, entenderse como un sujeto que hace un laburo pero que también tiene una incidencia en lo político. Vemos que está roto ese nexo: el trabajador percibe que no tiene nada que ver con la política. Los trabajadores no están organizados, ni siquiera unidos. Cada uno piensa en cuestiones muy personales, en su necesidad concreta”.

Por eso, afirma, el espacio es de encuentro, de discusión, pero fundamentalmente un colectivo de contención. “De a poco queremos construir una conexión entre lo que cada uno ve en lo particular y lo que pasa a nivel nacional. Desde el año pasado, empezamos a ver que se acercaban situaciones de conflicto, como el cierre de RHASA y los despidos en un laboratorio. Y si bien creemos que todavía el trabajador ve con cierta desconfianza a la política, el espacio se mantiene y se consolida con reuniones de entre 20 y 30 personas cada vez”.

Esta política se enmarca en el contexto socioeconómico que caracteriza la etapa: “Hubo muchos logros en este tiempo, pero si tenemos una falencia es que no supimos poner al actor principal, al trabajador, con el poder necesario como para sostener este proyecto y profundizarlo”, sostiene Bruno, quien además admite que aparecen contradicciones, propias de las características del modelo económico: “Sabíamos que había sectores que pedían unas paritarias imposibles de pagar y que eso iba a generar un conflicto que iba en contra del propio proceso; nos encontramos en la disyuntiva de cómo encarar esa discusión con el trabajador, ya que en lo real se deprecia su salario pero también es consciente de que esa lucha la tiene que dar dentro de cierto “marco” porque sino va en contra de su propio interés, -opina-. Lo central para nosotros está en la defensa de lo que al trabajador le corresponde. Si hubiese que elegir entre bancar esta lucha del laboratorio, y que eso exterioriza un conflicto, porque no estamos como hace dos años atrás, en una etapa adonde la economía crecía, sino que se evidencia conflicto a nivel nacional, creemos que el trabajador laburó y le corresponde cobrarlo, y vamos a contribuir a que eso se cumpla, porque tiene que ver con lo que caracteriza al Movimiento Evita que es la defensa de los más humildes y de los trabajadores”.

En el proceso de esta experiencia, ya hay dos compañeros delegados, y un tercero que podría llegar a serlo. “Queremos seguir fortaleciendo estas construcciones, todos estamos de acuerdo en que hay que profundizar estas estructuras, y que es una tarea central en la militancia. Y establecer lazos con otros sectores, comunas y experiencias, como la de la CTEP”.

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