Debemos defender los logros alcanzados en la última década sobre la renegociación de la deuda que permitieron durante los gobiernos de Néstor y Cristina abrir una etapa de profundos cambios políticos, económicos y sociales.
Esta deuda, generada por los gobiernos neoliberales, se viene pagando estrictamente en tiempo y forma con recursos genuinos del trabajo argentino. Los buitres internacionales y sus operadores internos no quieren que a la Argentina le vaya bien, no quieren un país industrializado, una nación para todos. Quieren disciplinarnos a toda costa. No tenemos que permitirlo. La crisis del 2001 no puede compararse con el ataque que se está viviendo ahora.
Un juez yanki y los especuladores no pueden decidir sobre la soberanía del pueblo y los destinos de la patria. Como expresó el compañero Jorge Taiana: “la Argentina no se va a arrodillar ante nadie, ni se va a someter”.
¡¡¡Compañera Cristina, cuente con el Movimiento Evita!!!
¿QUÉ ES LO QUE PASA?
Después de la crisis económica, social y política del 2001, la Argentina entró en default al no cumplir con los pagos de la deuda externa. Durante los Gobiernos de Néstor y Cristina, esa deuda se renegoció en términos de quitas muy importantes y un plan de pago extendido en el tiempo. Néstor siempre decía que “los muertos no pagan, déjennos crecer para honrar las deudas”. En los canjes realizados en el 2005 y en el 2010 entraron el 93% de los acreedores.
El restante 7% que no entró se los conoce como houldouts, son los bonistas que no quieren renegociar la deuda, sino cobrar el 100%. Un 1% de esos bonistas son conocidos como “fondos buitre” ya que compran bonos en default a muy bajo precio para luego iniciarles juicios y embargos a los estados nacionales. Mediante este mecanismo, los fondos buitre obtienen ganancias siderales.
Un juez de Nueva York llamado Thomas Griesa falló a favor de los planteos de los fondos buitre. Este fallo de primera instancia fue ratificado por la Cámara de Apelaciones de Estados Unidos y rechazada la solicitud de revisión por la Corte Suprema de ese país. En concreto, Argentina es obligada a pagar el 100% de la deuda a los fondos buitre, sin tener en consideración que ocurría con el 93% de bonistas que ingresaron a los anteriores canjes.
El problema es que eso no queda ahí. Por aspectos legales de la reestructuración del 2005 y del 2010, la Argentina corre serios riesgos de que todos los bonistas pidan un igual tratamiento, es decir, que todos cobren el 100%, con lo cual el monto del que se estaría hablando es de miles de millones de dólares. Sería rifar el futuro del país por culpa de especuladores internacionales.
La Argentina ofreció a los fondos buitre entrar a un nuevo canje y lo rechazaron. La Argentina solicitó un “stay” (suspensión de sentencia” para seguir negociando y también lo rechazaron. Su constante negativa a negociar demuestra que no se trata de un problema económico sino político. La postura de la Argentina fue siempre la de negociar, no la de aceptar una imposición injusta en contra del interés nacional y la dignidad del pueblo.
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