8 de marzo de 2015

8 de Marzo: Consolidar y profundizar los avances de las mujeres

Susana Sanz* Abogada, antropóloga social

Las mujeres recorrimos un largo camino en la búsqueda del reconocimiento de nuestros derechos contra la discriminación y por la inclusión con igualdad y equidad en nuestras sociedades. Muchas de las problemáticas a las que nos seguimos enfrentando tienen más de dos siglos y medio, cuando las democracias occidentales inauguraron el ámbito de la ciudadanía, del que quedamos excluidas. 

Un primer paso fundamental se dio cuando, a nivel internacional, el concepto de género se incorporó al de derechos humanos: En 1979, con la Convención de Cedaw; en 1993, con la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena. 

Las mujeres argentinas tenemos una vasta experiencia: desde las luchas libradas por las sufragistas hasta el al otorgamiento del voto y la práctica política en el espacio abierto por Perón y Evita. Experiencia que nos permitió ser parte de las reivindicaciones de los ’70, en la defensa de los derechos humanos, en el reconocimiento de nuevos derechos y el logro de la Ley de Cupo en 1991. Néstor Kirchner recogió de la sociedad civil las fuertes demandas de justicia social y comenzó a construir un cambio cultural, de fuerte valor simbólico, que continuó con la presidencia de Cristina.

De manera coincidente, un nuevo activismo social, generó una nueva cultura donde miles de mujeres son parte activa. Provienen de distintas experiencias y prácticas y constituyen frentes para el reconocimiento de derechos y de espacios de participación. Visibilizan una continuidad histórica y se articulan con la lucha del movimiento de mujeres incorporando nuevas problemáticas. Piden información y capacitación sobre sus derechos y herramientas para lograr su autonomía y empoderamiento. 

En Argentina de los últimos años se amplió el marco jurídico de los derechos de las mujeres, dando respuesta a diversas demandas (educación, trabajo, seguridad social, violencia de género, salud sexual reproductiva). Pero, en muchos casos no se cuenta todavía con los instrumentos ni con la protección adecuada para que puedan ser efectivamente ejercidos. Para consolidar todo lo logrado nos proponemos avanzar y profundizar en su ampliación. La mayoría de las mujeres todavía está lejos de alcanzar la autonomía económica, política y física. Algunos datos: La Encuesta Nacional del Indec de 2014 sobre el trabajo no remunerado y uso del tiempo, muestra que las mujeres trabajan en promedio un extra de tres horas más que los varones sólo en actividades domésticas no remuneradas. Las mujeres constituyen el 70% del sector informal. Siguen siendo las más pobres y los hogares a su cargo son mayoritarios en las situaciones de indigencia.

Para eliminar estas desigualdades de género se requiere una mayor acción del Estado para acortar las distancias que separa a las mujeres del acceso a los recursos productivos, al empleo decente, a la posibilidad de decidir sobre la vida reproductiva y sexual y la maternidad y a gozar una vida libre de violencia

Los presupuestos básicos para la nueva etapa son: 

Cambiar las bases sociales, políticas, culturales y económicas, que sostienen la división sexual del trabajo. 

Promover la reformulación de la democracia con un nuevo pacto político y un nuevo contrato social y económico. 

Generar un pacto fiscal que dote al Estado de mayor capacidad para redistribuir los recursos. 

Reformular los vínculos entre el Estado, la familia y el mercado.
 
Promover la paridad entre varones y mujeres en nuestra sociedad. 

Crear el Ministerio de las Mujeres.

Reconocimiento de que el derecho al cuidado es un derecho de las personas. 

Las políticas de Igualdad de Género como Políticas de Estado.

Promover la Autonomía Económica, Física y Política de las Mujeres. 

Para avanzar en las políticas públicas de igualdad y equidad, la paridad debe ser condición determinante de la democracia. Y debe darse la redistribución del poder en tres ámbitos específicos: el mercado de trabajo, la toma de decisiones y la vida familiar:

A) La conciliación y distribución del trabajo no remunerado con modificación de roles dentro y fuera del hogar: adoptar políticas que permitan ampliar las licencias parentales; hacer efectiva la legislación de trabajadoras de casas particulares; garantizar el acceso de las mujeres a activos productivos, incluidos la tierra y los recursos naturales, y al crédito productivo urbano y rural; promover la autonomía económica y financiera de las mujeres; acortar hasta eliminar la brecha salarial entre varones y mujeres. B) La salud integral y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: ampliar los planes y programas sobre maternidad saludable y prevención de la mortalidad materna; garantizar la educación sexual con programas integrales con perspectiva de género y pertinencia cultural; aprobar y aplicar protocolos para todos los casos de aborto no punible; creación y puesta en marcha de consejerías integrales en salud sexual y reproductiva; instalar e impulsar el debate público sobre las formas y modalidades de la interrupción voluntaria del embarazo. C) Políticas públicas para enfrentar todas las formas de violencia contra las mujeres: poner en marcha un plan nacional con respuestas integrales: servicios especializados; capacitación y formación de funcionarios/as y agentes de salud, de educación, justicia, policías; acceso a la justicia; hogares provisorios, apoyo económico, generación de empleos y vivienda; reglamentar y/o legislar sanciones efectivas contra funcionarios, personal y agentes de cualquier órgano o institución pública que incurran en violencia institucional; facilitar el acceso a la justicia. D) Participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y en las esferas de poder; incrementar y reforzar los espacios de participación igualitaria de las mujeres en todos los ámbitos del poder público y en el espacio privado.

La igualdad de género impacta y corrige otras desigualdades sociales. Es preciso eliminar la oposición ideológica y política entre derechos de las mujeres y derechos de otras personas. Su calidad democrática y su viabilidad están en su universalidad.

* Integrante del Frente Nacional de Mujeres del Movimiento Evita.

Fuente - Miradas al Sur: http://bit.ly/1Mi6vUh

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