16 de marzo de 2015

María Rachid: "nos animamos a ir por más y a hablar de lo que falta"

Néstor nos propuso un sueño. En aquel momento era difícil soñar. Veníamos de algunos de los peores años de la Argentina después de la dictadura cívico militar que comenzara en el ’76. La relación de las organizaciones sociales con el Estado era de confrontación. La herramienta para luchar por los derechos humanos era el escrache. No había justicia.

Néstor llegó y descolgó los cuadros. Los llamó asesinos. Y se abrió la puerta desde donde comenzaba a vislumbrarse ese sueño que nos proponía. Y con ese sueño venían otros sueños. Los de millones de argentinos y argentinas que habíamos dejado de soñar, que intentábamos defender a duras penas nuestra dignidad, nuestra libertad...

Las personas migrantes soñaban con una ley que honrara aquel objetivo de “promover el bienestar general para todos los hombres –y mujeres– del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. Parecía imposible en aquel momento, pero el sueño se cumplió.

El movimiento de mujeres reclamaba una nueva ley de violencia contra las mujeres que incluyera la violencia económica, la obstétrica, la mediática entre tantas otras... una ley de femicidio y trata y políticas públicas activas contra una violencia que en aquel momento la mayoría de los medios llamaba “crimen pasional”. Parecía imposible, pero también se cumplió.

Desde la diversidad sexual empezamos a soñar con la igualdad y el reconocimiento de nuestra identidad. También parecía imposible. Pero en el 2010 se aprobó la ley de matrimonio igualitario y en el 2012 la ley de identidad de género, poniéndonos a la vanguardia del mundo en el reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual.

Otros soñaban con una nueva ley de medios de comunicación audiovisual, que democratizara la palabra, que le diera voz a los que no tenían voz. Que estableciera pautas de convivencia y respeto a la diversidad. De a poco, muchos de estos sueños se están haciendo realidad. En aquel momento era imposible siquiera nombrar estos sueños.

Muchas familias soñaban con la asignación universal por hijo, otras soñaban con la posibilidad de acceder a las técnicas de reproducción humana asistida, las trabajadoras de casas particulares soñaban con una ley que garantizara sus derechos, y los peones rurales con legislación que los protegiera del mal llamado “trabajo esclavo”. Muchos usuarios de los servicios de salud soñaban con una nueva ley de celiaquía, una ley de obesidad, una nueva ley de salud mental. Los sueños, sí, los que parecían imposibles, se seguían cumpliendo.

Muchos argentinos y argentinas, ciudadanos y ciudadanas, militantes sociales y políticos, vecinos y vecinas... soñábamos con una Argentina más justa. Néstor y Cristina nos devolvieron la posibilidad de soñar y la herramienta para hacer los sueños realidad: la política.

Un sector acompañó fielmente ese camino. Apoyó cada uno de los logros una vez alcanzados, bancó los embates de quienes se opusieron y quisieron y quieren castigarnos por nuestros aciertos. Esos son nuestros compañeros y compañeras y lo serán siempre.

Pero otros también debatimos vehemente y apasionadamente, propusimos siempre nuevos logros, peleamos, discutimos, empujamos cada uno de esos avances antes de que ocurrieran, colaboramos a generar las condiciones para que fueran posibles. Nos animamos a ir por más, a hablar de lo que falta, a señalar un camino posible, a discutir las diferencias, porque pensamos que el debate nos enriquece, nos fortalece, nos ayuda a crecer y a construir un país más justo e igualitario. 

Fuimos y somos parte de aquellos movimientos sociales que resistimos en los ’90, que debatíamos y proponíamos otro proyecto de país: piqueteros, cooperativistas, militantes del movimiento de mujeres, de la diversidad, de la militancia barrial.

Ese es el sector que representa Jorge Taiana en el país, Carlos Heller y nuestra lista de legisladores, legisladoras, comuneros y comuneras en la Ciudad. El sector de los que se animan a hacer propuestas, a hablar de lo que falta y a luchar por más. Más justicia e igualdad en el país y también en la Ciudad de Buenos Aires. Nos animamos a soñar con una ciudad para todos y todas. Una ciudad amigable, limpia, segura, maravillosa y justa para todos y todas.

Porque si bien es cierto que a veces la perfección de los sueños es enemiga de lo posible, también es cierto que lo posible es un desastre si no está encadenado a nuestros sueños, sueños como los que nos proponía Néstor y como los que nos enseñó a cumplir junto a Cristina.

* Candidata a legisladora porteña FPV

Fuente - Miradas al Sur: http://bit.ly/1Fr0h4b

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