11 de mayo de 2015

La crisis institucional de la UBA

* Por Luciana Sousa

En menos de un mes, dos referentes del espacio que gobierna la Universidad de Buenos Aires dieron un paso al costado. Darío Richarte, vicerrector y ex funcionario de la SIDE, renunció en marzo, salpicado por el escándalo de espionaje que se destapó tras la salida de Antonio Stiuso, director general de Operaciones de ese organismo de inteligencia hasta diciembre pasado. El ex vicerrector, señalado por integrar el famoso Grupo Sushi, que encabezaba Fernando de la Rúa, dirigía los servicios de inteligencia del aparato represivo responsable de los asesinatos durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

A su salida se suma la de José Luis Giusti, decano de la Facultad de Ciencias Económicas, quien dejó su cargo tras acusaciones por violencia doméstica. En el marco de su divorcio, se investigan propiedades no declaradas que podrían esclarecer las numerosas denuncias de corrupción y enriquecimiento ilícito que el ex decano afronta desde hace ya varios años cuando, con el respaldo de Mauricio Macri, dirigió el Instituto de la Vivienda (IVC), del cual también se fue en medio de un escándalo.

Giusti comenzó su carrera universitaria bajo la protección del ex rector Oscar Shuberoff y llegó a ser secretario de Hacienda de la UBA en 1998, cargo al que volvió en 2009. Allí también fue centro de una acusación por manejos irregulares en la adjudicación de una serie de obras millonarias. Actualmente también es investigado por su presunta vinculación con una droguería que provee tanto al Hospital de Clínicas como al Instituto de Oncología Angel Roffo, ambos dependientes de la UBA, y por la asignación inescrupulosa de fondos del Ministerio de Industria, al formar parte del directorio de una de las empresas que los recibían.

El ex decano de Económicas, que años atrás integrara una lista de candidatos a legisladores por el PRO, es junto a Juan Nosiglia y Emiliano Yacobitti (presidente de la UCR porteña), parte de la cúpula de la ex agrupación Franja Morada –hoy renombrada Nuevo Espacio–, que actualmente apoya la candidatura de Martín Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires.

“Vivimos una grave crisis institucional y política, por tratarse de dos renuncias en un mes, a un año de asumir y dentro del mismo espacio que gobierna la UBA”, opina el ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Federico Schuster, referente del espacio Otra UBA Es Posible. El consejero superior de la Universidad consideró que “si bien se trata de dos situaciones particulares, son dos referentes importantes, envueltos en acusaciones muy graves. Nosotros, desde nuestro espacio de representación, consideramos que debe haber respuesta sobre estas denuncias”. 

Schuster destacó que “a juzgar por lo que se discutió durante la última reunión de Consejo Superior, realizada durante la semana pasada, el rector Alberto Barbieri parece no percibir esta situación”.
Por su parte, Borja Villanueva, secretario general del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras UBA y militante del Movimiento Universitario Evita, denunció que “el radicalismo viene haciendo de la Universidad un laboratorio para negociar con el macrismo y privatizar la educación universitaria pública” y remarcó que “la renuncia de Giusti no implica la disolución de la gestión de orientación privatista y excluyente que se sostiene hace años en Económicas”.

El dirigente estudiantil de Filosofía y Letras consideró que “el movimiento estudiantil no sólo tiene que pelear para garantizar el acceso, la permanencia y el egreso de los estudiantes, sino también democratizar los espacios de cogobierno que significa que los trabajadores participen en las decisiones políticas de la Universidad de Buenos Aires, teniendo en cuenta que estudiar en la universidad pública es un derecho, que implica una responsabilidad y un compromiso, porque es producto del esfuerzo del pueblo que la financia con sus impuestos. Hoy la UBA sigue alejada de los verdaderos problemas de su entorno, de la ciudad y del país”.

En consonancia, Federico Schuster señaló que “desde hace rato la Universidad está en situación de estancamiento, y en algunos casos, hasta de retroceso. Muchos de sus dirigentes no lo ven, y eso es lo más grave. Aquí hace falta un auténtico proyecto universitario, no un proyecto personal ni proyectos partidarios. Es un momento para repensarse, para proponer una UBA democrática y transparente. Es hora de ampliar la convocatoria de participación”.

Por su parte, la Dra. Cristina Ibarra, consejera directiva en representación de los profesores de la Facultad de Medicina de la UBA, consideró que estas denuncias “demuestran que la gestión Barbieri no está capacitada para formar los profesionales que el país necesita”. Ibarra, investigadora principal del Conicet, agregó que “Medicina es un fiel reflejo de lo que sucede en la UBA” y denunció “falta de transparencia en los concursos de designación de profesores y en el presupuesto asignado, sumado a los miles de docentes ad honorem, la crisis edilicia y la falta de una evaluación de los contenidos. Ni qué hablar de los hospitales universitarios como el Clínicas, que deberían ser modelo de atención y sin embargo sólo son mantenidos por el esfuerzo de jóvenes residentes con escasa formación y recursos”.

A modo de resumen, la docente enfatizó que “la Universidad debe ser el motor de cambio para darle a la sociedad los profesionales que se merece y para impulsar el desarrollo de grupos de investigación que aporten al conocimiento científicos y tecnológico. Necesitamos otra UBA”, concluyó Ibarra.

Fuente - Miradas al Sur: http://bit.ly/1RuUb8q

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